En una cabaña junto a un bosque habían crecido tres lindos cerditos bajo la
protección de sus padres. Pero llego el
día que estos considerando que ya eran mayores les comentaron a sus hijitos que
era hora de que hicieran su propio hogar.
Los tres cerditos se despidieron de sus papas, y
se fueron al otro lado del bosque a vivir juntos pero en diferentes casas, las cuales tuvieron que construirse ellos mismos.
El primer cerdito, con fama de perezoso dentro de la familia, dio muestra de ello y se dispuso a
hacer una casa de paja que construyo en una mañana. Luego se dedico a dormitar
y ver como sus hermanos terminaban sus casas.
El cerdito glotón, el hermano mediano, decidió
realizar la casa de madera ya que la veía más fuerte y solo necesitaba dos días para terminarla, pues a él lo que realmente
le gustaba era pasear por el bosque buscando algo que comer.
El tercer cerdito, el trabajador, prefirió tomarse
su tiempo y construyo su casa en piedra, ladrillos y cemento. Tardo una semana
pero se sentiría seguro y tranquilo.
A los días de terminar las casas, el lobo de la
zona visitó esa parte del bosque, aullando para mostrar su hambre y los cerdito
corrieron a sus casas para refugiarse.
El hambriento lobo siguió el olor de los cerdito y
dio con las casas recientemente construidas, y dirigiéndose a la casa de paja
vocifero: - ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y soplare y tu casa
tirare! Como el cerdito perezoso no la abrió, el lobo soplo con fuerza, y
derrumbo la casa de paja. El primer cerdito, temblando de miedo, escapo y entro en la casa de madera de su hermano.
El lobo siguió al cerdito perezoso y justo delante de la puerta de la casa de madera, grito de nuevo: ¡Ábreme la
puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y soplare y tu casa tirare! Pero el cerdito glotón no la abrió y el lobo soplo y
soplo, y la cabaña salio volando. Asustados, los dos hermano salieron corrieron
y entraron en la casa de piedra y ladrillos de su otro hermano.
El lobo viendo que esta era la última casa se fue
hacia la puerta y grito nuevamente: - ¡Ábreme la puerta!¡Ábreme la puerta o
soplare y soplare y tu casa tirare! Y el cerdito trabajador riendo le dijo: -
¡Soplas lo que quieras, pero no la abriré! Entonces el lobo soplo y soplo con
todas sus fuerzas y ganas, pero la casa aguantó, y es que esta era muy fuerte y
resistente.
El lobo cansado y sin aire, decidió cambiar de
estrategia, y con una escalera subió al tejado para bajar por la chimenea y
sorprenderlos. Pero el lobo no sabía que los cerditos habían puesto un gran
caldero con agua hirviendo en la chimenea y al entrar el feroz animal en el
agua y sentir el calor dio un enorme salto que salio disparado por la chimenea
y nunca más quiso volver a esa parte del bosque.
Y Finalmente los cerditos vivieron felices en sus
casas de ladrillos, pues los dos hermanos aprendieron lo importante de ser un
trabajador.